Emociones - Energía
Autora: Rosa I. Rivera García, psicóloga organizacional, coach certificada, master PNL
¿Qué son las emociones en nuestro cuerpo? ¿A dónde van? Las emociones en nuestro cuerpo son sustancias químicas, que actúan en conjunto con nuestro sistema nervioso para ayudarnos a reaccionar y adaptarnos al ambiente que nos rodea. Por otro lado, en el área espiritual, las emociones son vibraciones energéticas; positivas y negativas. La ciencia física señala que la energía se transforma constantemente, no desaparece. Los seres humanos estamos incluidos en esa explicación. Somos parte de la Naturaleza, del todo, y por ende, energía en movimiento continuo.
Nuestra energía interactúa con la energía de todo lo que nos rodea. Es decir, con la energía de otras personas, de animales, de la Naturaleza.
Video: El Mensaje del Agua, Masaru Emoto
El descubrimiento del doctor japonés Masaru Emoto, evidenció que, según la exposición de partículas de agua a distintas vibraciones, así era la diferencia en la forma que adquirían. Entonces, ¿qué sucede con la vibración, energía de las emociones humanas? ¿en qué se transforma?
Cuando observamos el comportamiento del Universo y la Naturaleza, nos damos cuenta que muchas situaciones ocurren en conexión o en ciclos. Se observa, por ejemplo, en el ciclo del agua
La energía de los elementos presentes en el mismo, no desaparece, se transforma. También las estaciones ocurren en una secuencia de transformaciones continuas.
Las energías interactúan, provocando algún resultado. Por eso no se pierde, solo que se transforma en algo diferente, según la interacción que ocurrió y que provocó un resultado; otra cosa.
Entonces, si la energía no desaparece, sino que se transforma, ¿en qué se transforma la energía de nuestras emociones? ¿La de nuestros pensamientos? Las pequeñas partículas (más pequeñas que el átomo, de lo cual todo está hecho) que componen la energía de las emociones y los pensamientos, se dispersan en el espacio en el cual se estén expresando, no desaparecen. Al igual que ocurre con el ciclo del agua y el cambio de estaciones, porque somos parte del todo. Con nuestros pensamientos (y su expresión en palabras), provocamos emociones, que a su vez resultan en algo, en nosotros mismos y en otros. Incluso, podemos cambiar un estado emocional, si cambiamos nuestro pensamiento, y viceversa. Podemos provocar una emoción y con ella cambiar nuestros pensamientos. Lo que estaríamos haciendo es transformar la energía por medio del fluir del ciclo: pienso, siento, actúo.
Los seres humanos, tenemos la capacidad de dirigir un resultado con nuestra intención. En el proceso de dispersión de energía, estemos concientes o no, incluimos intención. Tanto lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos; lleva intención. Imagina el poder de la capacidad de transformar “la realidad” que vivimos, con pensamientos, acciones y emociones intencionadas. Tenemos la capacidad de elegir la energía que querramos dispersar. El agua no entiende de palabras, más bien recibe las vibraciones de éstas, y de las emociones también, porque son energía vibrando y está en todo. También la recibimos nosotros, como parte del todo. Nuestro cuerpo, nuestros órganos, nuestro medio ambiente; reciben esa energía, positiva o negativa. No es fantasía, es ciencia física; ¡así se mueve el Universo! ¡Es energía que se transforma y provoca un resultado! ¿Qué energía intencionalmente quieres que tu cuerpo y tu ser reciban? ¿Qué energía intencionalmente quieres que se disperse en el ambiente que nos rodea a todos? Que tal si muchas personas desde distintos lugares en el mundo, dispersamos con nuestros pensamientos, emociones y acciones; energía que provoque "bien-estar". ¡Qué transformaciones somos capaces de lograr!